Mañana- III

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Ayer fue un día agotador en la constructora, todo estaba fuera de lugar. Llevo más de dos semanas discutiendo los mismo parámetros con el imbécil del arquitecto, tanto estudiar en universidades cara y no tiene ni la más remota idea de como se lee un plano. Estoy segura que ya sabe como le han apodado los chicos de albañileria, "El ciego" él nunca ve nada, en realidad ni se entera cuando algo está bien o mal. Lo peor de todo es que también tenía que encargarme de los inspectores municipales, cucarachas chupasangres, para ellos aunque todo los documentos estén en orden, siempre hay que darles algún dinero extra para que dejen de fastidiar. 

Fui a recoger a Nain en la guardería, de todo lo que pueda ocurrir en el día ver su carita me recarga de energías. No sé cómo lo hace pero antes que pregunte por él, ya viene corriendo como loco a la puerta, es como si pudiera olfatearme a larga distancia, lo más gracioso es ver el chico de la guardería tratar de atraparlo, nunca lo logra. Nain tiene el motor de un cohete por dentro, que va siempre a toda velocidad, a veces ni puedo enter lo que me dice, porque hasta para hablar es a la velocidad de la luz. Cuando le dije que íbamos a ver como quedó la motocicleta, comenzó a correr y a saltar de alegría.

Winry me dijo que tendrían la motocicleta lista en un mes, bueno esa fecha ya se cumplió hace una semana así que fui con Nain al taller de Winry, en una situación normal yo misma hubiera hecho las modificaciones pero como tenía poco tiempo para dedicarme a ello no me quedó de otra que llevársela, además ella estaba muy entusiasmada por hacerlo, porque lo consideraba como un regalo perfecto para el  noveno cumpleaños de Nain. El taller quedaba a dos cuadras de la guarderia asi que Nain y yo nos pusimos en marcha, él iba contándome tantas cosas se le ocurrían y sus experiencias del día con sus compañeros, aunque siempre me hablaba de uno en particular; Johan un niño tremendo que se le ocurrían mil y unas cosas, el día de hoy Johan se las había arreglado para dejar una lombriz en la taza de café de la supervisora y casi se la traga, Nain iba imitando la cara de sorpresa y asco de la misma y estallaba de la risa al mismo tiempo.

Nos faltaba una cuadra para llegar al taller, estábamos de pie esperando que el semáforo cambiara para cruzar, entonces vi un agujero de tiempo abrirse justo en medio de la calle. Levanté a Nain y lo cargue, sin pensar ni un segundo en su peso, solo lo hice de la forma más rápida que pude fue practimente por instinto, mientras gritaba "Oh por Dios!" y desviaba el rostro de Nain en dirección contraria de la calle.

Me dí cuenta que nadie más reaccionaba, y que las demas personas a mi alrededor me miraban extrañadas. Luego la voz de Nain en mi nuca preguntándome "Mami, qué pasa?", y el agujero ya no estaba.



-M.S.




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