Lo que habita dentro

Íbamos de camino a la cabaña de mis abuelos, allá en las montañas del norte. Mi esposa conducía, nuestro jeep del 2003 que tanto esfuerzo nos costó adquirir. Teníamos muchas ganas de tener un vehiculo que nos falicitara entrar a este tipo de terrenos donde uno nunca sabe lo que le espera. Llevábamos las ventanillas abiertas porque preferíamos disfrutar del aire fresco y puro del bosque que del airecondicionado del vehiculo. Mientras en la radio se escuchaba nuestra estación favorita donde no solo se escuchan nuestras canciones de antaño sino también los temas de política más recientes. 

Yo iba muy atento observando la carretera, para servir como otro par de ojos más. Alerta ante cualquier imprevisto u obstaculo que se presentará en el camino para avisarle lo más elocuente y calmadamente posible y así evitar cualquier tipo de accidente o evento indeseado. En la radio se discutía sobre el tema más actual; había una invitada nueva al segmento de la tarde y exponían sus opiniones sobre la comunidad GLBT+, migración y derecho constitucional. Pensé, con solo una hora de segmento, es un tiempo insuficiente para discutir todo lo concerniente a esos temas tan amplios. Pero era todo lo que había, solo una hora para hablar de todo eso y que cada bando emitiera alguna opinión y terminaran con alguna conclusión.

Tina, al escuchar que todos se interrumpirán mientras discutían sobre X y Y, solo agrego "Que cosa más estúpida, poner todos esos temas juntos, en un mismo segmento y discutir solo basándose en el argumento subjetivo... mejor cambia de estación" yo no respondí nada, solo me dispuse a cambiar la estación pero todo lo que había era estática, así que simplemente pulsé el botón de apagar. Y nos quedamos en silencio, en el silencio que producía el vehículo al ser conducido, en el silencio que producía el viento al entrar y salir de él, en el silencio que producía nuestras respiraciones. 

El tiempo siguió corriendo y comenzaba a descender la temperatura mientras subíamos la montaña. De repente comencé a toser, con una molestia insoportable en la garganta, mi esposa me preguntó sobre eso, yo solo respondí que sentía una pequeña molestia pero que quizás luego se me pasaria. Ella respondió que debía ir al doctor porque no era la primera vez, argumentó que desde hace varias semanas me la paso todas las noches tosiendo justo durante el preludio de irme a dormir y luego en la madrugada. Puede que tenga razón, porque nunca le presto atención a esa clases de cosas solo lo tomo como algo normal y continuo con mi rutina.

El atardecer iniciaba cuando finalmente llegamos a la cabaña. Era una cabaña pequeña de madera, tenía dos habitaciones espaciosas, una sala de estar con una chimenea, el comedor estaba en la cocina, un pequeño toilette y la ducha estaba ubicada a las afueras prácticamente al intemperie. Decidimos instalarnos en la habitación más cercana a la sala, solo para conseguir algo de calor emanado de la chimenea.

Cenamos en la sala entre vino y conversaciones sobre la política actual del país, Tina siempre tenía una idea bien clara de las cosas de como se maneja la política, de como debería ser una política realmente demócrata y participativa. Y entres sus argumentos yo solo tosía, decidimos ir a la cama y como ella había mencionado la tos se intensificaba mientras nos dirigíamos a la habitación.

A la mañana siguiente desperté con una terrible molestia, puede quizás, que mientras dormía también estuve tosiendo, no podría afirmarlo con exactitud; quién podría afirmar de las cosas que hace mientras duerme. Cuando me gire en la cama no encontré a Tina, imaginé que tal vez estaba preparando el café o conociendo los alrededores así que no le preste importancia a su ausencia.

Me dirigí al toilette y lo primero que hice fue revisar mi garganta, en efecto tenia la garganta inflamada, además de unas horribles protuberancias. Busque en el botiquín en espera de encontrar algo para aliviar el malestar, había un antiinflamatorio que ya había vencido hace tres meses, pero aún así lo trage y lo senti recorrer mi garganta como si fuera arañando hasta su profundidad, quería tomar algo de agua para mitigar la horrible sensación. Abrí el grifo y el agua comenzó a salir de color naranja pensé en darle un poco de tiempo quizas comenzaria a aclarar porque el sistema lleva mucho tiempo sin ser usado pero para mí sorpresa el agua siguio oscureciendose, tomándose más y más rojiza hasta qué alcanzó el color rojo carmesí de la sangre. Mi susto fue tal que sólo se me ocurrió intentar cerrarla, pero nada funcionaba, la sangre comenzó a derramarse hasta caer en los azulejos. Salí corriendo y llamando Tina, tal vez le había pasado lo mismo está mañana y salió averiguar la razón. Segui caminando hasta la puerta principal de la cabaña, la abri y quedé expuesto con la cabaña flotando en el vacío de la nada.







-M.S.

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